sábado, 23 de abril de 2016

La hormiga amarilla

Desde la entrada del parque La Llovizna podía verse una pequeñísima hormiga de color amarillo andando solitaria con un gran pedazo de hoja sobre ella, en su andar tarareaba una canción con ritmo tropical “somos seres únicos y maravillooooosos, el amariiillo, es un coloooor exclusivo”, al cantar su inspiración era tanta que por momentos cerraba los ojos y abría su boca a lo máximo, en uno de esos instantes chocó con otra hormiga negra.
Hormiga negra: oye, oye insecto ten cuidado por donde caminas, no me vayas a ensuciar y mucho menos estropear mi labor
Hormiga amarilla: ¡discúlpame!, venía muy entretenida cantando
Hormiga negra: sí lo noté y no es mi problema, solo ten más cuidado
Hormiga amarilla: si, está bien, ¿hacia dónde te diriges?
Hormiga negara: no es tu problema insecto
Hormiga amarilla: ¿insecto?, somos iguales de la misma especie y por lo que veo trabajamos en la misma empresa
Hormiga negra: jajaja, jamás de los jamases, soy una hormiga negra del color que alegra y tú eres amarilla como el sol que causa calor
La hormiga amarilla en su intento de ser amigable continuó el trayecto detrás de la hormiga negra, quien a su vez iba siguiendo a un centenar de su cuadrilla, sin embargo sus intentos fueron fallidos. Por ello empezó a cuestionarse si realmente la diferencia de colores era realmente importante si ambas tenían el cuerpo igual, eran obreras en la misma empresa y además velaban por la construcción y protección de su hogar con porciones de alimento saludable.
Poco a poco la distancia entre ambas fue más larga y la hormiga amarilla, ya deshidratada, decidió tomar un descanso frente a un arroyito, dejó la hoja a un lado y preguntó a su reflejo,
- ¿Es realmente malo ser de otro color? Me siento tan triste, llevo horas y horas caminando sola, cada quien anda en su mundo
Sin recibir respuesta, cabizbaja y a punto de retirarse fue sorprendida por el salto de una enorme rana de color morado que salió desde el fondo del arroyo y con la brisa rosando su cuerpo la rana gritó muy fuerte,
- “Soy libre, soy libre… somos seres únicos, el morado es el color sagrado”.
Después del susto y por temor a que se la comiera, la hormiga amarilla reflexionó,
- La hormiga negra se cree única porque es negra, la rana se cree especial porque es morada y yo como soy amarilla me creo divina pero somos seres que convivimos en un mismo lugar, respiramos, cantamos, sonreímos, nos alimentamos para tener fuerza y trabajar, disfrutamos de todas las cosas, todo eso quiere decir que podemos convivir en paz. Claro al igual que todos debo cuidarme de los otros animales grandotes que me pueden comer pero mientras tanto voy a vivir feliz porque todos tenemos ese derecho y ese deber.

Kari Deflores
12:09 am 23/01/2016
Creo que es mi primer cuento infantil.




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