viernes, 3 de febrero de 2017

Estoy tan sorda que no escucho tu tos



Me acostumbré a verte con el cigarro entre los dedos y tu boca.
Pasaba a diario, en el balcón y en cada rincón.
Pero nunca me acostumbré a tu tos.
Tu tos me enfermó,
Ya dejé de llamar al médico por ti.
Mil veces me era preferible pararme al lado de un semáforo con luz roja permanente.
Te debo mi amargura, mis ojeras, mi verano, mi infierno.

Ahora no verte fumando es tan extraño, tanto como dibujar el sol con ojos y una sonrisa.

Kari Deflores
03/02/2017

8:18 p.m.

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