Pronúnciame para dejar de sentirme en esta soledad llena de ropa, zapatos y desorden, entre cuatro paredes, un techo y un piso.
Pronúnciame en las mañanas junto al cantar de las aves.
Pronúnciame al mediodía cuando tus tripas y estómago te recuerden que es hora de comer.
Pronúnciame en las noches aún cuando los murciélagos y lechuzas estén volando de un lado a otro.
Pronúnciame al igual como te aprendiste el abecedario.
Pronúnciame para sentirme viva.
Pronúnciame para desprenderme de este piso y viajar hasta donde estés.
Kari Deflores
Jueves 02/10/2014
9:30 pm
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